Cuando uno ve al padre Lankester Merrin recortarse en la niebla bajo la farola frente a la casa de la pequeña Meggan, un escalofrío le recorre. Dicen que un buen guión de película -y por ende, una buena historia- te cuenta cómo un personaje cambia al alcanzar sus objetivos, el fin que persigue. El pasado año se rodaron dos versiones de la historia por la cual el padre Merrin es exorcista. Personalmente, prefiero la versión que en España se subtituló "La Versión Prohibida" -ay éstos chicos de mercadotecnia, que tienen que vender. Me gustó que me contasen cómo Merrin perdió la Fe para recuperarla después.
Yo el dibujo no lo he perdido nunca. Los márgenes de fotocopias, dorsos de hojas, incluso algún libro de texto tienen cientos de ejemplos. Pero me he dejado convencer para reeditar mi primera historieta. Publicada en el número 6 de la revista escolar Nosotros, Junio de 1980. Original dibujado con bolígrafo Bic naranja negro en un folio.
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